No hay silencio que Dios no entienda.
Ni tristeza que Dios no sepa.
No hay Amor que Dios ignore.
Ni lagrimas que no valore.
Pero obsérvate hay mucho por lo que Tus lagrimas
pueden ser de felicidad y agradecimiento.
Dios escucha más Tu Corazón y Tus Intenciones
que Tus palabras.